LA AUTOCRÍTICA Y SUS EFECTOS EN LA SOCIEDAD
La condición
de liderar bien y en armonía un ámbito organizacional sea institucional o
empresarial queda sujeta a nuestra responsabilidad no solo el dominio temático sino
que incluye los mecanismos de comunicación que utiliza y de consulta previa
cuando trate un tema que podría ser conflictivo de manera
que administre acertadamente una toma de
decisión, lo que no podemos es pasar por agua tibia un error que se graba en la
memoria de todo afectado, no somos infalibles y resulta muy sabio ser
autocríticos en algún momento de nuestra vida que nos ayuda a mejorar y crecer.
Es necesario en
algún momento de nuestra vida detenernos y hacer una introspección, recapacitar sobre cómo somos y actuamos es un
signo de madurez mental. Todos nos criticamos de vez en cuando, pero saber cómo
hacerlo constituye un factor importante que contribuye a que nos sintamos mejor
con nosotros mismos.
La
autocrítica es un concepto que se desempeña como espada de Damocles, ya que si
se hace adecuadamente nos ayudará a crecer y mejorar como personas, pero si
acogemos su aspecto más negativo como una autocrítica no constructiva puede
llegar a ser devastadora, sobre todo en el ámbito de las relaciones con los
demás. La autocrítica sana es aquella práctica que consiste en ser conscientes
de los propios fallos o errores, asumirlos y proponerse corregirlos o al menos,
llegar a atenuarlos en la medida de lo posible. Mientras que cuando realizamos una autocrítica
sana o positiva nos permitimos crecer, cuando nos emitimos una crítica
destructiva nos condenamos, propiciando el desarrollo de una baja autoestima.
Así pues, una
persona deshonesta actúa como si reconocer una falta significara odiarse a sí
misma o dañar su propio orgullo. O tal vez no reconozca errores simplemente
porque cree que nunca los comete.
El concepto
de autocrítica equilibrada: Se trata, como imaginarán, del término medio, en el
que supuestamente se encuentra la virtud. Si excederse es auto flagelarse y
perder la autoestima, quedarse corto conlleva a un ego subido, a no saber
afrontar con entereza los errores y a ser visto por la sociedad como un ser
autoritario, asocial y en resumidas cuentas como una persona a evitar.
En la rama de
la política partidaria sostenida por doctrinas, idearios e idealismos que se
quieren clonar sin considerar el tiempo, el espacio, la historia y la
globalización inevitable en la actualidad y peor aún si se trata de
oportunistas políticos, cuando una posición o ideología se encuentra frente a
una realidad distinta a su formación política
no sabe ser autocrítica se debe a
que se encuentra inmersa en el campo del radicalismo, el fundamentalismo o el
aprovechamiento político. Ha de tenerse en cuenta que en cualquier sociedad
democrática moderna, la crítica constructiva y por extensión la autocrítica no
sólo no debilita el bienestar del pueblo, sino que lo fortalecen pero puede ser de manera positiva o también
pueden generar cambios y reacciones negativas que van siendo acumulativas en el
tiempo y van formándose generaciones con ese concepto de revancha ante la clase
política que no tuvo la decisión autocrítica de enmendar su posición.
Interesante
el pensamiento de NELSON MANDELA: "Me gustan los amigos que tienen
pensamientos independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde
todos los ángulos".
Es muy
importante saber escuchar antes que hablar más de lo debido, sobre todo en
política porque el retroceso, el cinismo a negar cada falta grave y pública o la mitomanía proba demuestra incompetencia
para ejercer un cargo público y da lugar al acecho de sus opositores, que
desmedidamente resaltaran el nivel público de su falla, pero el mayor daño no
solo es para el político o los políticos porque sus acciones originan debates a
través de los medios masivos de comunicación y peor en estos tiempos por las
redes sociales que en contados segundos
contribuyen y estimulan sin proponérselos por ausencias de norma éticas
a generar, distorsionar e incluso identificar un tipo de caudillaje amoral proclive al anarquismo que edifica un
caos social, entonces la sociedad como mecanismo de defensa revitaliza estos
errores haciéndolos suyo en el día a día construyendo un muro imaginario que
obstruye su credibilidad y confianza y peor acentuara una crisis en la
administración que pretenda.
Por lo tanto
la autocrítica bien o mal conducida
determinará el tipo de sociedad que iremos construyendo en las instituciones,
en las empresas y en el tipo de país que
anhelamos para las nuevas generaciones.
Atentamente
Romulo G. Tineira Agurto
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